El Paititi

La Leyenda de Paititi o El Dorado, ha perdurado en la mente de muchos hombres. Ya en el siglo XVII corría como reguero de pólvora la noticia de una Ciudad Fantástica, misteriosa, y que albergaba grandes tesoros que pertenecieron a los Incas y que los Conquistadores se quisieron apropiar. Es una ciudad muy antigua que irradia un poder de energía sobrenatural, ilumina el camino y despierta las mentes dormidas ya que los aldeanos tenían conexión con lo Divino y manejaban energías de poder.

Paititi es considerado en la actualidad por diversos investigadores como el enigma arqueológico de Sudamérica; sin embargo, no ha sido hallado y aún para muchos, la Misteriosa Ciudad perdida, sigue siendo tan sólo una leyenda difícil de probar.

No obstante, se sigue afirmando que en las selvas de Madre de Dios, en la zona sur oriental de Perú, existe una ciudad de piedra, con estatuas de oro erigidas en amplios jardines. Pero lo interesante de Paititi es que las leyendas señalan que, hasta hoy en día, la ciudad oculta estaría en plena actividad, y por si esto fuera poco, sería el lugar donde mora el último Inca, esperando el momento de retornar al "mundo de afuera" para restituir el orden que se quebró en el pasado.

El Paititi habita entre dos ríos, en dos lugares, dos ciudades, una de esas ciudades contiene energía y la otra, que está bajo tierra, contiene riqueza.

Esas riquezas están protegidas por los nativos y al mismo tiempo por la naturaleza: por los bosques y los animales. La vegetación oculta el camino. Y cuando uno llega la neblina protege al sitio ocultándolo de nuestra vista. Es algo místico porque está protegido por todas las fuerzas. Se evidencia claramente la mano del Creador.

Al Paititi llegarán sólo aquellos que puedan alternar y combinar la conciencia de sus vehículos sutiles, vibrando paralelamente en la tercera y cuarta dimensión sin desequilibrarse. Paititi significa esperanza y rescate de un oro sublimado que no llegó a las manos ambiciosas de los conquistadores. Allí se ocultó la materia transmutada y el ser dorado, aguardando su tiempo, preparándose como miembro de la Hermandad Solar Terrestre, que tiene que llegar a guiar a la humanidad y a compartir con quienes pueden asumir la posta.